martes, 22 de mayo de 2012

Creo


Creo. Siempre creo. Aunque me mientan, creo. Si la verdad me duele, de todas maneras creo. Quiero creer porque sé que ese es el camino. Creo. Creo en mí, en ti, en él y en ella, y en todos juntos creo. Creer es lo único que jamás quiero dejar de hacer. Creo. Aunque a veces no deba creer, creo. Para creer se debe pensar como si cada vez fuera la primera y porque así vivo, siempre creo. Cada posibilidad remota de que sea cierto es válida para creer y por eso creo. No dejaré de creer por nada ni nadie en el mundo, porque eso jamás me lo robarán. Es por todo esto que yo creo.

sábado, 28 de abril de 2012

Obligado a navegar


Llegó el día, pasó lo que había predicho. Cruzó ese punto donde es más rápido y seguro seguir adelante que volver al puerto del zarpe. Ese punto de no retorno donde las constantes dejan de ser tales y empiezan a ser variables y además relativas. Solo resta dejarse sorprender por ellas. Lo había dicho mil veces y no quería que pasara, pero sucedió tal cual como lo predijo. En fin, a estas alturas o bajuras ya no le sirve repetirse en su cabeza lo que tantas veces le dijo, simplemente pasó. El territorio conocido quedó atrás, no lo puede divisar y hay pocas aves en el cielo que le recuerden su cercanía. La tormenta amaina pero las  nubes que quedan no le permiten mirar el puerto ya lejano. Ahora solo le resta navegar con rumbo desconocido pero a toda máquina y con el timón firme en las manos. Cundo se entra en aguas nuevas cualquier cosa puede pasar y debe aprender a moverse en ellas. Él no quería estar ahí, pero lo obligaron a zarpar con mal tiempo. Era buen marinero, logró capear el temporal. Ahora solo queda la inestabilidad post frontal. Dicen que quiso dejar la mar pero no lo dejaron. Él no quería volver a zarpar pero tuvo que hacerlo asegurando que este sería su último viaje. Pasó un mes y recaló en Puerto Nuevo. No navega más. 

jueves, 12 de abril de 2012

Juntos brillaban

Las manos estaban unidas. Los dedos de la mano derecha de él entrelazados con los de la mano izquierda de ella, húmedas estaban las palmas. Eso les gustaba y jamás se soltaban mientras estaban juntos caminando por el centro. Conversaban sin mirarse, porque no era necesario, ya que se conocían de memoria y hasta sabían ambos qué cara tendría el otro al momento de terminar cada frase pronunciada. Les bastaba con distinguir como reaccionaban las manos que los unían para saber lo que el otro sentía. Se comunicaban así, se sentían así, eran él para ella y ella para él, o por lo menos lo fueron hasta ese momento.
Eran no muchas cuadras las que debían caminar y lo hacían siempre por el mismo lado. Si hubiera vereda  sería la poniente, y él siempre caminaba del lado de la calle para que ella estuviera protegida. Se juntaban en la catedral y ahí era donde sus dedos se entrelazaban para no despegarse hasta la Alameda. Se besaban después y se miraban lo suficiente para saber cómo le había ido a cada uno en su trabajo y enfilaban hacía el sur. Era un mar de gente, es cierto,  pero ellos se distinguían entre todos porque aun cuando eran dos, parecían uno solo, unidos indivisiblemente por esos dedos apretados que nada ni nadie podrían separar. Casi estaban unidos con magia verdadera, quizás esa magia que sólo el amor logra hacer realidad. Era curioso pero ellos no usaban más espacio para caminar que los demás, jamás venía gente de frente a chocar con ellos como para hacer que se soltaran, cosa que pasaba con otras parejas. Las personas  inconscientemente entendían que ellos no se separarían, y casi por instinto se hacían a un lado como cuando uno no quiere molestar. Se sentía en la calle cuando ellos pasaban. Ella irradiaba algo y él también, pero no era lo mismo. Si hubieran sido de colores ella sería blanca y brillante, como cuando uno mira la luz de un auto con los ojos a medio cerrar, resplandecía, y él habría sido rojo, furioso, quemante, cálido, como el rojo de las brasas de un carbón, intenso. Ambos se necesitaban y se potenciaban, eran de colores sólo cuando estaban tomados de la mano, como si se prendieran, como si sus manos fueran un interruptor que permite que pase la energía de uno a otro, y que al circular entre ellos los iluminara. Se amaban, eso era claro, pero de una manera distinta y pocas veces vista. Se amaban sus corazones, sus cuerpos, sus mentes, sus espíritus, se amaban enteros, sin miramientos ni excusas, sin peros y por sobre todo sin miedo a perderse. Quizás por eso brillaban tanto juntos.
Pasada una cuadra ella prendía un cigarro, sí, pero solo lo prendía ya que no fumaba, le gustaba verse ruda, porque en el trabajo la veían como una mujer muy débil y ella quería demostrar que no lo era. Lo prendía cuando estaba con él, sola no se atrevía. El cigarro se consumía en su boca dejándole un gusto amargo, pero que a él no le molestaba, ya estaba acostumbrado. Además en conjunto con su perfume se creaba un aroma singular. La colilla terminaba en el suelo, a medio prender y todavía humeando. Jamás miraban para atrás, pero ambos se imaginaban que alguien se daría el tiempo de apagar el cigarro con una pisada, con un paso más de ese camino que todos recorrían en una u otra dirección rumbo a sus casas después de un día más de trabajo.
Cruzaron cuatro calles y recorrieron cinco cuadras. Solo conversaban de cosas triviales y no se miraban. Llegaron al metro y descendieron por la escalera mecánica. Siempre tomados de las manos y sin soltarlas. Al llegar al andén ella giró, lo miró a los ojos  y se detuvo ahí unos segundos. Le soltó la mano y lo tomó del cuello. Acercó su boca a un oído de él, y en medio del ruido y el viento que produce la llegada de un tren le susurró algo. Él la abrazó fuertemente, tanto así que a ella le dolía, pero no se molestó pues entendía dicha reacción. Se abrieron las puertas y ellos seguían ahí, sin moverse, sin que nadie los moviera ni pretendiera hacerlo.  Después de un par de minutos se separaron y volvieron a tomarse las manos. Una vez más de frente al andén esperando por el siguiente tren. Los dos estaban felices, más que antes, pues ahora no eran dos. Ahora eran tres y brillaban como nunca, aun sin tomarse las manos.

martes, 27 de marzo de 2012

Noventa y cuatro

Con la derecha la apura el ocho para cobrar la falta, el árbitro está de espaldas. La toma el cinco junto a la raya y desahoga con el diez. El cinco corre pero se detiene porque entiende que por ahí no pasará la historia. El diez recibe mirando a su propio arco y ve que el catorce tiene mejor visión y que sabe dónde está el más grande de todos, siempre lo supo, así estaba escrito. La adelanta apenas unos centímetros y decide pegarle con su pierna más hábil, quizás la única hábil, pero con eso le bastaba. El pase es casi perfecto, le faltó solo un poco de altura, pero el nueve la peina junto con todo el estadio que quería que esa pelota pasara. La duerme el once en su pecho, que estaba lleno de orgullo por vestir esa camiseta y la clava abajo, a la derecha del arquero mientras éste último se jugaba por el lado contario. El estadio deliraba. Unos gritando enardecidos por la alegría que solo los años de espera te pueden hacer sentir, y otros pocos por la tristeza de una ver cómo se les escapaba el campeonato en manos del archirrival. Nadie lo podía creer, ni los primeros ni los segundos, ni los felices ni los tristes. Pero así es la historia, se escribe sola y después los protagonistas la interpretan. Claro que siempre la visión del vencedor es la que predomina, la que se difunde y la que vale, o por lo menos oficialmente es la que cuenta. Vale la pena mencionar que en este caso la historia fue justa, ganó el mejor, el que más buscó, el que quería ganar porque así lo necesitaba y sabía que veinticinco años de espera eran más que suficiente. Ese campeonato está escrito en los anales del fútbol chileno como uno de los mejores de la historia. La punta era cosa de universitarios, nadie más tenía opción porque el fútbol que ambos desplegaban  no lo compartían con nadie, y los dos equipos sabían que la pelea sería entre ellos. En ese partido se definió el campeonato, el golpe de nocaut lo dio el romántico viajero.

lunes, 26 de marzo de 2012

Ella quería

Quiero terminar contigo…. Esas fueron las palabras que ella sabía que iban a salir de la boca de él, pero que no quería escuchar. Cuando él las dijo ella le preguntó; qué pasó que no me di cuenta? Él al responder dio las típicas explicaciones que siempre se dan en estos casos, pero que no por ser típicas dejan de ser valederas, ya que lo típico siempre es importante. Pasaron unos minutos y de repente ella salió de su asombro al oír algo que jamás pensó que él le diría, y que simplemente le hizo darse cuenta que no había amor en él, o por lo menos no del que ella buscaba. Le dijo que no la admiraba y que para él eso era muy importante en una relación. Ella le interrumpió; me quieres decir que no estarás más conmigo porque no me admiras? A lo que él respondió con un  sí, eso es. Ella se paró y se fue. Nunca más se volvieron a ver.
Se quedó tranquila porque se dio cuenta que ese no era amor de verdad, o por lo menos él no la amaba como ella deseaba ser amada, porque para ella el amor existe aun cuando no admire al hombre que está a su lado. Ella quería querer y ser querida, nada más. Sabía que algún día él iba a caer enfermo, o se quedaría sin trabajo, o simplemente fallaría en algo que se propusiera en su vida y se rendiría, y que en esos momentos poco admirables ella jamás lo dejaría de amar. Para ella no era requisito admirar o ser admirada. No quería sentir que la amaban porque la miraran hacia arriba, ya que algún día se iba a encoger. No quería sentir que la amaban porque fuera admirable, ya que sabía que en algún momento lo iba a avergonzar. Ella quería amar y ser amada, aun cuando no fuera digna de ejemplo.

jueves, 8 de marzo de 2012

Desde mi ventana


Cuando  me quedo sentado en uno de los sofás del living puedo observar muchas cosas, y oír otras que son tanto o más interesantes que las que logro ver a simple vista, porque me permiten imaginar lo que yo quiera interpretando los sonidos, ruidos y voces que entran por el ventanal.
Veo árboles, palmeras, casas, edificios y también la cordillera. De los cuatro primeros elementos también se desprenden miles de ruidos y sonidos que a veces son mágicos y a veces son trágicos. Desde los árboles y las palmeras nacen ruidos inherentes a su naturaleza, es decir, se escuchan cuando se mueven con el viento e incluso crujen si es muy fuerte, y aun cuando se quejan retorciéndose sobre si mismos, siempre vuelven a su forma original sin mayor daño que el cansancio por haber bailado al son de brisas de distinta intensidad, y por lo mismo de distinto ritmo, y el haber perdido un par de hojas que le dan oportunidad a otras tantas para usar su lugar, y salir más verdes y con más ganas que aquellas que no fueron capaces de soportar dicho ritual de cada día. Siempre he querido saber qué siente un pájaro que está en su nido cuando llega una tormenta, se marea, se asusta, se moja, o simplemente disfruta sabiendo que no hay donde esconderse cuando sopla y resopla el viento de manera inclaudicable? Me imagino que nunca lo sabré!!!
Desde las casas y edificios llegan voces, gritos, risas, llantos, canciones en vivo y de las otras, taladros, martillazos y también silencio, sobre todo de noche llega silencio. Y sí, el silencio se escucha, y mientras más silencio hay, más fuerte se escucha y a veces es tanto que el silencio grita en nuestros oídos y no tenemos como silenciarlo, pues claro, es imposible silenciar al silencio que por definición es silencioso, aun cuando a veces sea tremendamente ruidoso y hasta molesto. A mi no me gusta el silencio, y es obvio, si estamos hechos para no dejar de escuchar. No podemos cerrar los oídos como cerramos los ojos para no ver, ni como cerramos la boca para no saborear, ni como retenemos la respiración para no olfatear. Cuando no queremos escuchar algo no basta con taparnos las orejas, no alcanza con eso y es más, a veces debemos meter más ruido para así evitar oír lo que no queremos, es paradójico pero cierto, solo el ruido evita que escuchemos.
La cordillera es lo único que solo puedo ver desde mi ventana y no oír, pero debo aceptar que con eso basta pues con el simple hecho de verla uno es capaz imaginar y sentir cientos de cosas. Todos hemos estado en ella y hemos sentido el frío de sus vientos y el calor que la recorre en pleno verano. La hemos visto maquillada de blanco con esas nieves que la hacen verse más linda aún y que después de unos meses, pasado el invierno, se le empieza a derretir como a una mujer se le corre el maquillaje durante una noche. Las dos son bellas, con nieve o sin nieve, con maquillaje o sin él, son bellas por igual, aun cuando una sola estará siempre acompañándonos, la otra no lo podemos asegurar. 
De fondo se escucha un orfeón que todavía y después de años de vivir donde vivo no he logrado identificar donde está, pero me imagino que son Carabineros o militares. Prefiero pensar que soy solo yo quien los escucha y así fantaseo que mi ventanal me regala esa exclusiva.  Además lo que siento al escucharlos es lo que siente un niño al hacerlo, o por lo menos lo que yo sentía cuando era niño y los veía y escuchaba.
Pasan volando loros, zorzales, gorriones, palomas y otros pájaros que no me sé sus nombres, pero los veo tan decididos en sus vuelos, rápidos y seguros que hasta siento un grado de envidia. Saben perfectamente dónde van, no dudan en su camino y nada los detiene en llegar a su objetivo. También disfrutan flotar en el aire, pues se van moviendo y se cruzan entre ellos en pleno vuelo, casi tocándose con otros de su misma especie, pero jamás haciéndolo. Son verdaderos ingenieros aeronáuticos en plena acción y me asombra. Lo que lamento es que siempre pasan pero nunca se quedan. Quizás ponga un árbol en mi balcón para ver si alguno de ellos entre pirueta y pirueta lo ve y me visita. Me gustaría tener como amigo a un pájaro, pero debo admitir que no sabría qué conversar con él. Cuando llegue me preocuparé de eso porque primero debo lograr que alguno se interese en aterrizar en mi pequeña terraza. Lo conseguiré, de eso estoy seguro.

lunes, 5 de marzo de 2012

Amigos de memoria.

Eran un grupo de niños. Más bien eran un grupo de niños que también eran amigos. Y amigos como los niños entienden la amistad. Leales, compañeros, fieles y por sobre todo iguales, porque cuando estaban en la calle así lo sentían, aun cuando en sus respectivas casas los padres de cada uno se encargaban de marcar las diferencias que ellos jamás vieron, pero que luego de años llegaron a entender, y por desgracia, a repetir.
Este grupo de amigos lo componían el Cabeza de Rastrillo, el Guatón Mauricio, otro que quería llamarse Masai y que por respeto a ése deseo así lo llamaré en este relato, y él, que a veces soy yo y aveces no, pero que siempre lo he sido. También se unía su hermano mayor, pero en muy pocas ocasiones. Además estaba Youseff que al parecer no participaba tanto porque no lo recuerda como un elemento relevante dentro de la cofradía.
Todos eran hijos de padres de clase media. Vivían en casas pareadas que estaban muy de moda en la década de los ochenta. La excepción era la casa del Guatón, que era enorme y debió ser herencia de algún familiar, quien les dejó ese regalo que casi no tenían como mantener, y que a veces se convertía en un dolor de cabeza.
Se juntaban en una mal llamada plaza que no tenía árboles ni bancas ni mucho menos pasto, era simplemente un pedazo de tierra y polvo, que parecía estar perdida entre estas casas nuevas de barrio nuevo pero con historias viejas. Ahí no jugábamos fútbol, jugábamos a la pelota y era de plástico. Valía 10 pesos de la época, la comprábamos con una moneda de las nuevas, de esas en las que salía una mujer con alas rompiendo unas cadenas que llevaba en sus manos y que junto a una fecha llevaba escrita la palabra libertad. Vaya manera de entender la libertad por esos monstruos!!!. Ahora con el paso del tiempo, comprendí que los adultos pueden ver dos cosas totalmente distintas frente e un mismo hecho. Volviendo a la pelota plástica, recuerdo que no duraban mucho, por lo que teníamos que comprar varias a la semana y cada vez que se rompían, sorteábamos quién sería el que caminaría las tres cuadras para ir a conseguir una nueva. Nos gustaba jugar, pero no caminar hasta la calle El Greco, quizás porque estábamos cansados después de tanto correr y respirar tierra de la plaza que hacía de cancha multipropósito ya que también elevábamos volantines en ella. Además sabíamos que cuando el elegido por nosotros volviera con la pelota, ya no estaríamos todos esperando, porque algunos se habrían ido a casa llamados por sus madres. No era su caso, porque la madre de él trabajaba hasta tarde todos los días, y esas faenas nunca le impidieron quedarse hasta el final de todas las pichangas.
La cancha era multipropósito, ya lo dije, pero la pelota también lo era. Cuando se rompía, generalmente se despegaba justo en la mitad, por lo que después de su vida útil como balón profesional de fútbol especialmente hecho para ese tipo de canchas, se transformaba en un por todos apreciado casco. Sí, cada mitad se convertía en un casco que usábamos de manera orgullosa, y que nos servía de entretención hasta la llegada de la nueva joya plástica. Es increíble lo que un grupo de niños podía hacer con tan solo diez pesos de esa época. Esa capacidad con el paso del tiempo se va perdiendo, porque vamos perdiendo al niño que llevábamos dentro o quizás simplemente nos olvidamos de él.
En fin, también habían algunos que no eran parte del grupo pero que sí formaban parte del barrio. Estaba al que llamábamos Canario, y no era precisamente porque cantara lindo o fuera de color amarillo o tuviera alas, lo llamábamos así porque era flaco, tan flaco como lo pueden ser solamente las patas de aquel avecilla que había visto en la jaula de la casa de sus abuelos, es decir, de mis abuelos. También estaba el Cocoliso. No sé porque le decíamos así, pero sé que lo hacíamos burlándonos de él. No era un apodo para enorgullecerse, por lo que a él no le gustaba y lo entiendo ya que a mi tampoco me habría gustado. Ellos eran parte del barrio pero no de nosotros, y nosotros no eramos parte de ellos pero si de su barrio. Alguno de aquéllos debe tener un recuerdos parecidos a estos, pero de su propia agrupación.
Masai era algo así como el líder, y lo era simplemente por su edad. Era el mayor de todos y a veces el más inteligente, aunque ahora dudo de sus capacidades pues más bien creo que simplemente lo admirábamos porque era el más grande, y le queríamos creer todo lo que dijera. Un grupo de niños siempre necesita un líder, y no tienen problemas en poner a uno de los suyos ahí porque entienden que sin aquél, el grupo no existiría como tal. Eramos niños, pero sabíamos que el mundo tenía una lógica que debíamos respetar y sin saberlo la cumplíamos, y la seguimos cumpliendo a pesar de creer que no lo hacemos. Eso es peor aún.
Éramos amigos mientras fuimos niños, porque sólo los niños pueden ser realmente amigos. Quizás se acuerden de él como él y yo nos acordamos de ellos!!!
Ojalá que así sea, porque son todavía importantes.

viernes, 10 de febrero de 2012

Entre Chiapas y Durango.

Lo primero que hizo al bajarse del avión fue tomar una gran bocanada de aire. Sintió ahogarse y todo su cuerpo se humedeció producto de la alta temperatura que había en el lugar. Su ojos distinguían un pequeño aeropuerto enfrente, y a sus pies la escalera que lo llevaría a tocar el suelo del lugar donde vería cosas que hasta ese día ni siquiera había imaginado.
Apenas llegó a casa dejó las cosas tiradas en la que sería su pieza, la cual iba a compartir con uno de sus hermanos hombres, y salió a la calle que en esos años era de tierra y que en su recuerdo aun sigue siéndolo. En un instante y a pasos de la entrada de la casa vio una mariposa enorme y volando, de mucho colores y con alas tan grandes como las de un pequeño pájaro de su Chile reciente pero ya lejano. Las alas eran del mismo tamaño pero los colores eran totalmente distintos, las alas del pájaro eran tan grises como el país en que él había vivido hasta hace unas horas, y las de la mariposa tan variados y chillones como el propio mundo donde ahora estaba. Simplemente no podía creer lo que estaba viendo y viviendo.
De vuelta en la casa y contada la anécdota de la mariposa a los tres hermanos, que en rigor eran dos hermanos y una hermana, empezó a descubrir que las ventanas tenían una malla, que hasta ese minuto no sabía para qué eran, también había un ventilador y las camas no eran tales, más bien eran colchones tirados en el piso de baldosas heladas, que para el clima del lugar eran ideales por la alta temperatura reinante. Las sillas del comedor eran en su base, porque no tenían patas sino base, una especie de tejido de algún tipo de madera que se parecía al tocino, tanto en su forma como en sus colores, ya que eran lonjas de color café en las orillas y algo así como blanco o crema en el medio. Estaban cruzadas en forma de equis y por sobre ellas estaba el respaldo que era circular y de cuero. El olor de esas sillas le producía una tranquilidad y felicidad tremenda. Él piensa que a sus hermanos también.
No lograba entender como en un lugar tan seco había árboles con flores tan rojas y frutos así de grandes, de colores fuertes y deliciosos. Era cosa ir a la casa de un vecino para ver un árbol que estaba lleno de mangos, algunos maduros y otros no tanto, a la vuelta de la esquina una casa de reja blanca tenía unas papayas que eran parecidas a las de su país pero mucho más grandes, y también hay que decirlo, bastante más desabridas aquéllas.
Las hormigas fueron otro descubrimiento ya que no eran las típicas hormigas negras que él conocía, eran grandes, de dos colores y cuando picaban era como si te hubieras quemado con la cabeza de un fósforo que se quedo pegado en tu dedo al encenderlo. Todo era nuevo, todo era descubrimiento, todo era felicidad o por lo menos parecía serlo.
La casa era de techo plano y sólido, sin tejas y se podía caminar en él sin problemas. Como ahí no llovía los techos de las casas no necesitaban tener aguas, mucho menos canaletas, o por lo menos él no les prestó atención. Para ducharse no era necesario prender al agua caliente, porque se entibiaba de manera natural por el calor que había y hasta se empañaba el espejo por la evaporación. A veces tenían que salir a media noche a mojarse con la manguera porque no estaban acostumbrados a esas temperaturas en su Chile cada día menos recordado.
En el jardín, justo en la ventana del comedor había una buganvilia grande como él jamás había visto y florida como pocas. Era hermosa. La puerta de entrada y la reja estaban unidas por un camino de cemento rojo de unos cuatro o cinco metros, el cual estaba rodeado de algo de pasto y otras plantas y otros árboles. Era un jardín pequeño el de adelante, no así el de atrás, donde cabía una mesa grande. Algunas veces comimos y jugamos y reímos y nos mojamos ahí. Otras veces no.
Había alfombras que no eran alfombras pero que hacían las veces de éstas, algo así como lo que sucedía con las camas. Dichas alfombras estaban rodeadas de cojines, grandes y negros y rayados rojos y amarillos.
La sala y el comedor eran uno sólo y no había puerta que los separara de la cocina, o por lo menos así lo recuerda. El refrigerador junto con un ventilador hacían las veces de aire acondicionado, ya que al dejar la puerta abierta y apuntar el aire dentro, todos creíamos que salía más helado.Una locura.
Así vivíamos, entre el calor y el olor a cuero, entre la despreocupación de los sofas-cojines y del refri-ventilador, entre la felicidad y lo inminente de su término, vivíamos como todos quieren, pero también como nadie puede sostener.
La casa quedaba entre las calles Chiapas y Durango, pero no se acuerda de la calle misma, ni del número, pero si de los momento vividos en ella como si fuera ayer el día que está recordando.  
Él espera que sus hermanos recuerden esa casa así. Yo, espero lo mismo.

jueves, 26 de enero de 2012

Pérez y Huiquipán.

La semana pasada Inés Pérez se hizo conocida por una entrevista que le dio a Chilevisión. Para ser franco, a nadie nos cayó bien lo que dijo, porque se notó que lo que a ella le molestaba era que sus hijos se codearan con nanas y obreros en las calles libres (solo para propietarios y no trabajadores) de su condominio. Después en la entrevista completa nos damos cuenta que el mensaje aun cuando fue editado, en el fondo era el mismo, el mensaje era claro y discriminatorio. Ante eso, las redes sociales ardieron atacando a Inés Pérez. Hubo gente que lo hizo de manera correcta, educada y con altura de miras, sin embargo la mayoría la insultó porque no les parecía correcto tal hecho discriminatorio. Acá las formas sí importan, todos estamos de acuerdo en repudiar esos dichos, sin embargo la forma en que lo hicieron fue igual o más discriminatoria que las palabras de ella.
Pero en fin, dejando de lado las maneras, volvamos al fondo. Las personas a través de las redes sociales criticaron el actuar de Inés Pérez, rasgaron vestiduras, se enojaron, se sorprendieron (sólo los más inocentes eso sí), y dijeron que no se pueden permitir estos reglamentos (yo tampoco los permitiría), aparecieron los recursos legales, las personas que no son nanas ni obreros disfrazados como tales, y metiéndose a la piscina de uno de estos condominios como muestra de apoyo, etc, etc. En rigor aparecimos los chilenos tolerantes, inclusivos, no discriminatorios, libertarios, cosa que salvo la forma, en su fondo era muy esperanzadora.
Ahora viene la otra cara de la moneda.
Durante esta semana salió al aire el nuevo reality de Canal 13, Mundos Opuestos. La sintonía ha sido espectacular, y les puedo asegurar que ni los responsables del programa esperaban eso.
Bueno, a lo que voy es que uno de los participantes es un jugador de fútbol, se llama Francisco Huaiquipán y  es el capitán de uno de los equipos. Claramente él es una persona de origen humilde, él mismo ha dicho que en la vida todo le ha costado mucho, su carrera ha estado llena de obstáculos (en muchos casos puestos por el mismo) y errores de los cuales no me cabe duda que mucho hemos cometido. Lo interesante es cómo una vez más las redes sociales han respondido ante el actuar, y sobre todo ante la manera de hablar de Huaiquipán. Es cierto que inventa palabras, que tiene muchos modismos nacionales, que dice garabatos (como cualquier chileno) y que cuando se enoja se sale de si, pero no creo que sea para tratarlo de la manera como las personas en redes sociales lo han hecho. Los mismos que criticaban a Inés Pérez por sus dichos discriminatorios contra nanas y obreros, no han dudado en tratarlo de la peor manera posible y no solo lo han insultado por sus dichos, también lo han hecho por su profesión, por su origen Mapuche, por su desempeño en su carrera, por su manera de vivir, etc,etc.
Con esto no pretendo defender a nadie, solo quiero reflejar como las mismas personas pueden atacar a alguien porque discrimina y a su vez discriminar de igual o peor manera.
Con esto siento que los chilenos no tenemos un doble estándar, los chilenos SOMOS el doble estándar.
La Tolerancia si no va acompañada de respeto, no sirve de nada.

Seguían ignorándolo

Justo llegaba a casa cuando se dio cuenta que no lo traía consigo. Quizás para él no era más que un pequeño reloj con radio que no servía para nada, sin embargo para Jonás era mucho más que eso. El reloj significaba tener la posibilidad de ser por esa tarde el más importante de todos los amigos de la cuadra, transformarse en el centro de atención y envidia de todos. Envidia de niño eso sí, de esa que se siente mientras dura la fascinación por el juguete nuevo, pero que una vez agotada la impresión desaparece nuevamente.

Durante esa tarde, después de las seis, Jonás miró incesantemente por la ventana esperando que llegara su padrastro con aquel reloj, que era un pasaporte a algo que él jamás había sentido, pero que llevaba imaginando por horas y no sabía controlar. Cuando llegó el auto, salió corriendo a su pieza haciendo como si nada pasara, porque Jonás sabía que había algo de vergüenza en lo que sentía, vergüenza de que algo así de insignificante  fuera  tan importante para él. Escuchó cerrar la puerta de entrada y salió al pasillo, una vez recorridos los quince pasos  que separaban su pieza del living, lo saludó y le preguntó apresuradamente; Alejandro, Alejandro,  te acordaste del reloj? A lo que él respondió con un simple, No. En ese momento Jonás se llenó de desilusión y rabia, por lo que solo atinó a decir, no importa me da lo mismo. Luego salió corriendo, abrió la puerta de casa, después la reja que daba a la calle, y sin dejar de correr se unió a los amigos que estaban en la esquina. Obviamente seguían ignorándolo.

viernes, 12 de agosto de 2011

Recambio. Reforma. Revolución.


Desde mi humilde opinión, la cual sin duda puede ser desechada por quien lea esto, ya que no pretendo convencer a nadie, la política chilena necesita tres grandes cambios.
El primero dice relación con un Recambio de la clase política. Y me refiero a las personas que hoy en día están incrustadas en las cúpulas de poder, tanto del Estado como de los partidos políticos. Todos sabemos quienes son los responsables del estado actual de la educación en Chile, que no es más que otra manifestación de las grandes desigualdades que existen en nuestro país, y es tiempo que ellos y ellas se hagan a un lado para que entre el Recambio. Si seguimos desprestigiando a la política como actividad, solo lograremos que los jóvenes jamás estén interesados en participar, ya que se sienten absolutamente desilusionados y desesperanzados, porque hasta ahora no se les ha escuchado ni tomados en cuenta de manera real. Propongo darles las gracias a los políticos de ayer por todo lo que han hecho, sin dejar de reconocer los grandes aportes que muchos de ellos han llevado a cabo, pero creo que es hora de invitarlos a descansar, a que sean espectadores privilegiados de lo que será, y que pudo ser hecho por ellos, pero no se atrevieron. Gracias, pero debe haber un cambio en el equipo.
Una vez hecho el Recambio de la clase política, viene la Reforma estructural al sistema político. Desde adentro se deben modificar las maneras de hacer la cosas, de cara a la gente, con participación real y oportuna de la gente, y no sólo a través de ésta democracia representativa que en muchos casos no es tal. Basta de un sistema binominal que sólo asegura que el poder se mantenga entre dos grandes coaliciones, eliminando casi de manera absoluta la participación parlamentaria de otros actores. Basta de parlamentarios de reemplazo designados por los partidos. No mas designaciones de intendentes y gobernadores desde el poder central. Queremos concejos regionales representativos y ojalá también elegidos por cada región. Queremos mayor participación ciudadana en las comunas, para que los vecinos no sean meros espectadores de las decisiones tomadas por los consejos comunales. Propongamos un máximo de reelección para los cargos de alcaldes y concejales, y que dicho máximo no sea de un cuarto de siglo.
Luego llega el momento de darse cuenta que lo único que nos hará ser un país más justo, es ser capaces de entender que todos tenemos los mismos derechos. Una Revolución Progresista comprende que eso es así. El matrimonio es un derecho de todos, y no solo de heterosexuales. Lo mismo ocurre con la educación, la salud, la seguridad, la cual no es igualmente defendida en todos lados. Comprender que el derecho a la vida es siempre más importante que el derecho a la propiedad. No puede ser que en este país muchas veces se persiga más a ladrones que a quienes atentan contra la integridad y vida de las personas. Se debe regular de una vez por todas el aborto en Chile, y no hacernos cargo de ideologías y creencias religiosas que no todos profesan. Luchar contra la privatización de bienes estratégicos como el agua ya que es propiedad de todos. Hasta cuándo vamos a seguir escuchando frases como "es que siempre ha sido así". Rebelarse antes eso. Si siempre fue así ahora dejará de serlo. Basta de creer que la única manera de hacer las cosas es como se han hecho hasta ahora, ya que eso sólo nos entrampa en un estado sin posibilidad de evolución como sociedad. Es deber nuestro estar atento a los derechos y deberes que con el paso del tiempo las personas van adquiriendo. Lo que ahora nos parece adecuado y vanguardista no tiene porque serlo en diez años más, quizás mañana mismo ya sea anticuado y retrogrado. Fuera el miedo al cambio y la evolución, porque el hecho de que algunos empiecen a ser considerados ante la ley como iguales, sólo nos hace más dignos a todos. Debemos reivindicar los derechos de los pueblos originarios, dejando de lado los típicos prejuicios existentes. Ante la ley todos somos iguales, pero también debemos tomar en consideración que siempre hay minorías que pueden ser discriminadas positivamente.
Es hora de empezar a distribuir la riqueza de una manera más justa, ya que esa es la base de la desigualdad en nuestro país. Quien tiene más dinero se educa, alimenta, entretiene y desarrolla de mejor manera que quien no lo tiene, y de la salud ni hablar. Es hora que creamos y exijamos que las leyes y las políticas públicas deben ser hechas considerando a la gente, y no pensando sólo en algunos grupos en los que se concentra la riqueza. Seamos capaces de despertar y admitamos que la educación sí puede ser gratuita, que la salud sí puede mejorar en lo que se refiere a lo público, que no es necesario que muera gente de frío en Chile ni mucho menos esperando en una sala de hospital. Sí, se puede llevar a cabo una reforma tributaria, pero depende de quienes han sido elegidos para dirigir nuestro país. No permitamos que siempre se nos hable de ingreso per cápita o de producto interno bruto para decir que estamos en buen camino, Chile no está bien por el simple hecho de tener una economía estable y creciente, ya que estable no habla de igualdad, solo habla de que siempre son los mismos los que se llevan la mayor parte de la riqueza, eso más que estable, es una constante. Deje de creer que estamos de la mejor manera posible que podríamos estar, porque es no es así. Podemos mejorar pero debemos empezar por hacernos responsables como sociedad, no permitir que las mujeres tengan planes de Isapres más caros que los de un hombre, eso es absurdo, acaso no todos nacemos de una de ellas. Esos costos debemos asumirlos como sociedad en su conjunto y no solo endosarlo a la mujer. Cómo puede ser que el tema del postnatal sea solo visualizado como una lucha femenina, acaso no somos todos responsables de nuestros hijos. Los problemas de los demás chilenos también son nuestros problemas, dejemos de actuar y reaccionar sólo cuando pasan por delante de nosotros, entendamos que sí es justo luchar por la reivindicación de derechos, pero no lo es cuando quieres impedir que alguien los obtenga.
Nosotros debemos hacernos cargo de lo que pasa en nuestro país, que es de todos y no de unos pocos, y entender de una vez por todas que hay que meterse en el sistema político para poder cambiarlos desde adentro. Chile necesita jóvenes manejando los destinos del país, ya que a los antiguos líderes no les podemos pedir más, son el fruto de una sociedad dividida y no son capaces de logar el cambio que necesitamos.
Yo quiero una sociedad mas justa, inclusiva, respetuosa y tolerante, pero por sobre todas las cosas, quiero una sociedad más humana.
Quiero Recambio, Reforma y Revolución.

miércoles, 20 de julio de 2011

Identidad.

Ayer hemos presentado cerca de 15.000 firmas ante el Servel, para legalizar el Partido Progresista en la Región Metropolitana. Ese gesto yo lo comparo con el nacimiento de un niño, que a partir de ahora empieza a forjar sus características propias que lo diferenciarán de los demás. Todo lo que hagamos en este tiempo que esta por venir nos va a marcar de manera permanente. Empezaremos a crecer y con eso iremos desarrollando una manera de hablar (discurso) y de movernos (acciones), también aprenderemos a relacionarnos con el medio, y dependiendo de las experiencias que nosotros mismos vayamos generando y viviendo, será como la ciudadanía nos reconocerá. Dejamos de ser un potencial proyecto, ahora somos una realidad, una alternativa, y por qué no decirlo, quizás la única que representa a mucha gente.
Debemos cuidarnos de generar nuestra propia identidad, no permitir que se nos apunte a nosotros como se hace  con los demás partidos políticos, porque a nuestro favor tenemos por lo menos una cosa, que es el derecho a ser escuchados. Es deber nuestro ayudar a reivindicar la clase política chilena, ya que como en todos los ámbitos del quehacer nacional, la mayoría de las personas son gente de bien. Formar parte del permanente descrédito que existe hacia la política, solo sirve para alejar más a la gente y que ésta no participe, permitiendo que se siga manejando nuestro país entre los dos conglomerados de antaño. Esto no significa desconocer el mal manejo y la poca representatividad que tienen quienes dirigen y han dirigido el país los últimos años, cosa que no cabe duda que es así, sin embargo, eso no es un problema de la política si no de quienes están en ella. Falta recambio e ideas novedosas, pero por sobre todo acciones nuevas. Todos consideran que la educación chilena debe reformularse, sin embargo nadie se atreve a llevarlo a cabo.
Espero que el Partido Progresista de Chile, del cual soy un orgulloso militante, pueda convocar la mayor cantidad de chilenas y chilenos posibles, para que ellos y ellas le vayan dando una identidad propia, llena de sueños e ilusiones, que además de crecer esté en permanente evolución, y teniendo en cuenta que toda mayoría está formada por varías minorías, así como nuestro propio país.

martes, 21 de junio de 2011

Monitoreo.

A mi el monitoréo no me molesta, es más, me gusta. Todos sabemos que estamos monitoreados en todos lados. Cada vez que nos metemos a internet o cuando hacemos una compra electrónica, también sucede cuando pasamos un peaje o usamos la huella digital para identificarnos en alguna Isapre. Ni hablar de la cantidad de cámaras que hay por toda la ciudad, tanto en la vía pública como en la propiedad privada. Sin embargo todos los métodos antes mencionados solo arrojan hábitos de consumo, o simplemente te graban como si fueras un potencial delincuente. Dada la lógica paranoica de muchas personas, no me resulta extraño que lo del monitoréo de las redes sociales se lleve a cabo. Es más, desde que existen se hace, y mucho antes también, y habría que ser ingenuo para pensar que esto nació recién la semana pasada.
Por mi parte prefiero que monitoreen lo que escribo y pienso, a que solamente se interesen en lo que compro o por donde me muevo, prefiero que estén encima mío en busca de ideas o de riesgos para el sistema establecido, y no simplemente por dinero.
Creo que lo del monitoréo puede ser hasta una oportunidad. Cuando se crea una tendencia en Twitter o Facebook, aparece en la prensa y se habla sobre eso, hemos vivido muchos casos, por lo tanto es una manera de movilizarse, de dar a conocer nuestra opinión y la de muchas más personas que piensan en la mayoría de los casos, de manera distinta a quienes manejan el poder.
Ojalá que sigan monitoreando, para que así puedan quizás escucharnos y saber que hoy en día también podemos movilizarnos virtualmente.
La gente tiene muchas cosas que decir, y si no las quieren escuchar, LÉANLAS !!!

martes, 22 de marzo de 2011

Intervención en Libia

En general cuando hablan los políticos sobre los problemas que aquejan a nuestro país, solemos escuchar ejemplos provenientes de experiencias de otras latitudes. Es entendible, ya que obviamente es mucho más fácil imitar, adecuando previamente, que empezar de cero, y así ahorrar tiempo y recursos pero sobre todo ahorrando errores, que muchas veces logran detener los procesos de cambios. Así copiamos, adecuamos e implementamos.
En general cuando hablamos de libertades y derechos civiles ponemos los ojos en países más desarrollados y generalmente escuchamos hablar de Francia, Inglaterra, Estados Unidos de Norteamérica, Suecia, Suiza etc. De cómo lo hicieron en materia de educación, de matrimonio homosexual, aborto, integración social, no discriminación. En general se mira a esos países como hacia donde debemos ir, porque reconocemos que tienen una calidad de vida mejor que la nuestra. Sin embargo cuando pasan cosas como las que están pasando ahora en Libia, no me queda tan claro que debamos ir hacia allá.
Si la intervención que se está llevando a cabo en Libia es con fines humanitarios, y que busca proteger a la población civil de los abusos de su gobierno, acaso la forma de hacerlo es tirando bombas? Si están de acuerdo en que se están asesinando civiles indefensos, y que la ONU no puede permitir eso, por qué no ser más selectivos, si al fin y al cabo de todas maneras están matando gente con la intervención. Por qué no ir directamente sobre el responsable? Si pueden bombardear, por qué mejor no evitar eso e ir por quien produce el daño?
No entiendo la lógica de los países que llevan a cabo esta intervención. Dicen que no quieren ir por Ghadaffi porque eso no corresponde !!! Acaso quieren lograr desarmar a los militares para poder estabilizar el precio del petroleo, y luego de varios años vendiéndoles armas, que ellos compran con los mismos dólares que recibieron a cambio del petroleo, volver a lo mismo. Acaso al bombardear la infraestructura militar de un país no estás interviniendo en sus asuntos internos?
Cuál es la idea? desarmar a Gadaffi y que siga a cargo del gobierno de Libia?
No apoyo ni una dictadura, ni una, pero tampoco apoyo intervenciones extranjeras disfrazadas de humanitarias. Yo por lo menos eso no me lo trago, y ustedes?

viernes, 21 de enero de 2011

Gonzalo Egas

Durante esta semana he aparecido en dos programas de farándula, pero en relación a algo absolutamente distinto a eso, me han mencionado en política.
En primer lugar quiero aclarar que no es mi intención molestar a nadie ni mucho menos ofenderlos, sin embargo les comunico que sí, me gusta mucho lo nuevo que estoy haciendo, y no voy a dejar de hacerlo solo porque a la gente le parezca que está mal. Tengo claro que en mi vida he cometido errores, de los cuales me arrepiento, pero también sé que esos errores se pagan una sola vez. No me voy a echar a morir, cosa que ya hice por mucho tiempo, porque me di cuenta que tengo derecho como todos ustedes a poder seguir adelante. 
Algo que es fundamental en la vida de un ser humano es el poder de reflexión, cosa que creo que muchos de los opinantes no tienen, y esa capacidad en mi vida ha tomado cada día un espacio más importante. Les informo que no soy ni maricón ni monrrrero, tampoco alcohólico ni drogadicto, mucho menos hijo de puta o descerebrado como muchos creen. 
Lo que pasó en Twitter en relación a mi aparición en política, y más específicamente en el partido Progresista, tiene que ver con la forma de ser de los chilenos. Condenamos a las personas a cadenas perpetuas por los errores que cometen, y no les damos la oportunidad de reivindicarse o simplemente de seguir adelante. Acaso debo quedarme encerrado en mi casa el resto de mi vida, acaso no soy digno de poder aportar a la sociedad como a mi me parezca conveniente, acaso debo aislarme de manera constante y eterna para que los demás estén tranquilos y sientan que he desaparecido? 
Todos estos años han sido los más duros de mi vida, he aguantado lo que jamás pensé que aguantaría, he tenido que escuchar como me ofenden sin poder dar la más mínima muestra de reclamo o molestia, he aguantado que hasta familiares míos no digan su apellido por temor a que los asocien con mi persona, pero eso llegó a su fin.
No seguiré pagando facturas de hace 4 años, no me haré más cargo de las piedras que tiran los excelentes ciudadanos de este país, que son todos almas purificadas y santas que tienen un tejado de cemento que los habilita para lapidar a los demás, no seguiré con este juego terrorífico de los juicios populares a la gente cuando no tienen la capacidad de defenderse, no me haré más parte de lo primitivo y simple de los análisis a los cuales soy sometido, no permitiré que nadie más me agreda por algo que he pagado con sangre, sudor y lágrimas. Yo, en mi vida cometí muchos errores, pero el más grave de todos fue haber hecho con una persona lo que están haciendo conmigo, desgraciadamente ahora estoy pagando lo que le hice a él, y él ya no está. 
En este momento me libero de toda culpa, porque ya las he pagado, y seguiré adelante moleste a quien moleste, y quiero además contarles a quienes estén en contra de lo que estoy haciendo, que se van a sentir tremendamente frustrados, porque vine para quedarme. Quiero verlos en 10 años más, y ojalá que no se hayan caído, porque desgraciadamente les van a dar en el suelo, y ahí, es cuando duele el alma.
Un abrazo fraterno y humano, lleno de errores y virtudes.

martes, 18 de enero de 2011

Democracia chilena.

El cambio de gabinete que se llevó a cabo el pasado domingo, trajo consigo varias movidas políticas que afectan directamente a la voz del pueblo.
Sucede que con la llegada de Andrés Allamand al ministerio de defensa, quedó libre su cupo senatorial, el cual será tomado por quizás uno de los más conservadores políticos chilenos, Carlos Larraín, quien es presidente de Renovación Nacional, y actualmente concejal por Las Condes.
También, la ahora ministra Evelyn Matthei, dejó su cupo en el Senado, y como debe ser llenado por alguien del mismo partido político, a la gente de la UDI no se le ocurrió nada más original que sacar un diputado por Santiago, para llenar el cupo que quedó libre. Están desvistiendo un santo para vestir otro.
Fíjense bien, la ex Senadora Matthei fue electa por los votantes de La Cuarta Región de Coquimbo, y su reemplazo será el diputado Gonzalo Uriarte, quien fue elegido por votantes de algunas comunas de La Región Metropolitana. Al ministro Allamand, que fue electo senador por la región de Los Ríos y parte de la región de Los Lagos, lo reemplazará un concejal votado en Las Condes.
La moraleja que nos deja esto, es que al fin y al cabo uno siempre vota por partidos políticos, aun cuando en las elecciones nos digan que lo importante son las personas, y no los partidos de donde vengan. Mentira.
La segunda lección es que nuestra democracia de representativa no tiene casi nada, ya que los cargos de elección popular, pueden ser llenados de manera arbitraria, sin considerar la opinión de los votantes. Falta perfeccionar la democracia chilena.
Y por último, en las próximas elecciones al votar no lo haga solo por concejales y alcaldes, ni mucho menos pensando solamente en las necesidades de su comuna. Sea más visionario y piense que quizás esta votando por alguien que puede llegar a ser senador del norte de Chile o quizás diputado por algún lugar que usted ni siquiera conoce. Mire que con un poco de suerte, más la ayuda de los políticos chilenos, votamos por un concejal y tenemos senador.
Para mi esto no tiene nada de democrático. Es más, me parece una vergüenza.

sábado, 15 de enero de 2011

Magallanes.

Magallanes está paralizado. Desde hace cuatro días que la ciudadanía se ha tomado las calles,  hemos visto un movimiento que ha dado mucho que hablar, y que sin duda lo seguirá haciendo.
El gobierno decidió rebajar el subsidio al gas que gozan los magallánicos, lo que repercute en el alza del costo de la vida, sin tomar en cuenta la opinión de la gente de la región. La decisión fue tomada desde Santiago y considerando solo variables económicas, dejando de lado muchas otras que se debieron tomar en cuenta. Jamás se imaginaron la importancia que tenía el gas para ellos, ni mucho menos los costos políticos de dicha medida, así como tampoco ponderaron la capacidad de respuesta y unión de la gente de la región.
Se ha hablado de distintas cifras, que van desde un aumento en el valor del gas del 16% nominal, hasta cerca de un 30% real. También se mencionan volúmenes, ya que los metros cúbicos que se quieren seguir subsidiando son mucho menores que los que actualmente gozan de ese beneficio. Hemos leído y escuchado montos, que van desde los 12 hasta los 20 millones de dólares anuales, y así muchas ecuaciones más, pero que nunca superan esos niveles.
Más allá de si el subsidio se debe aplicar o no, acá hay varios temas que son importantes de mencionar. El primero, tiene relación con la poca participación de la gente de la región, en la tomas de decisiones tan importantes como esta. La ciudadanía se siente absolutamente ignorada, ya que el gobierno central tomo una decisión sin tener real noción de las necesidades de la gente. Allá el gas es clave para la subsistencia de la economía local, y por sobre todo, para la subsistencia de la gente, mucho más que en cualquier otra parte de Chile. Los gobiernos locales deben tener más poder y no ser meros representantes del gobierno central.
Otro tema importante a mi parecer, es el bajo monto de "ahorro" que se logra con esta medida. Me parece extraño que el gobierno haya hecho semejante anuncio sin ponderar las consecuencias, y si es que las ponderó, creo que debe haber algo más que la simple eliminación de un subsidio de 20 millones de dólares. No puedo creer que ante la respuesta de la ciudadanía, que implica una perdida de varios millones de dólares también, y un deterioro de la imagen de país que tanto le gusta a los empresarios, se haya mantenido dicha decisión. Creo que acá debe haber algo más, pero mucho más importante que la rebaja en el subsidio, que es bastante menor al que tiene el Transantiago, y a muchos otros que da el gobierno, ya que sería la única explicación ante una decisión tan polémica y nefasta como esta.
Creo que atrás de todo esto hay gato encerrado !!!

jueves, 6 de enero de 2011

Ravinet y el CPLT.

La cosa es así de simple: después del terremoto del año pasado, había que comprar un puente mecano para el río Bío Bío. Y lo compró el ministerio de defensa, pagando a una compañía dos millones de dólares más que otra alternativa que existía, la cual cumplía con los mismos requerimientos. Al fin y al cabo se pagó un sobre precio por el mismo puente.
Ante eso, la empresa perjudicada presentó un requerimiento para saber cuáles fueron las variables que inclinaron la compra en favor de su competencia, aun cuando esta última era de mayor valor. No hubo respuesta. Luego la empresa descartada para la compra, presentó el mismo requerimiento ante el CPLT (consejo para la transparencia) y se le pidió al ministro de defensa Jaime Ravinet,  que explicara el porqué de dicha decisión.
Acá empieza lo bueno. Ravinet dijo que esa compra se llevó a cabo bajo ley reservada del cobre, por lo que no podía señalar ni dar información al Consejo, ya que estaba involucrada la seguridad nacional. Frente a esas declaraciones el consejo le replicó, que cómo podía ser que estuviera involucrada la seguridad nacional en la compra de un puente de uso público y para civiles, cuando además los pilares de dicho puente eran construidos por civiles también. Al final el consejo le pidió a Ravinet, en virtud de la ley que los faculta, que informara ante ellos los criterios tomados en cuenta en dicha compra.
Acá viene lo malo. Ravinet presentó un documento ante el CPLT que en uno de sus parrafos dice lo siguiente:
“A futuro las Fuerzas Armadas serán renuentes a prestar colaboración a las autoridades civiles ante catástrofes de la naturaleza, al verse obligadas a exhibir su material de guerra o equipamiento militar para acudir a prestar auxilio a la población civil, sean forma transitoria o permanente, como su Consejo lo está haciendo con los puentes mecanos”.
A mi personalmente esto me parece francamente inaceptable, ya que lo que se está diciendo con esto es que los militares pueden llegar a negarse, o dificultar alguna decisión de ayuda a los civiles cuándo la necesitemos, o incluso algo mas. 
Los militares son subordinados al poder civil, así lo establece la constitución, y además son obedientes y NO deliberantes, por lo que cualquier decisión tomada por la autoridad civil, no puede ser objetada ni puesta en duda por parte de las Fuerzas Armadas. Y esto, el ministro de defensa lo debe tener más claro que nadie, sin embargo con estas manifestaciones ante el CPLT, queda claro que Ravinet esta ensuciando la imagen de esa institución, que ha luchado mucho por recuperar el lugar que le corresponde, ya que insinúa que ante una decisión tomada por el poder civil, la institución podría evaluar dicho requerimiento. 
Flaco favor le hizo Ravinet a las Fuerzas Armadas.

sábado, 1 de enero de 2011

El PRO y la Concertación.

El año pasado hubo un divorcio, un divorcio entre muchos electores y la Concertación. Aun cuando esa relación ya venía rota de antes, la candidatura de Marco Enríquez-Ominami hizo que quedara demostrado, a través de la manifestación más sublime que se da entre los electores y una coalición política, que es una votación, que ese matrimonio se había roto.
Dicho matrimonio se rompió por muchas razones, las cuales son tantas como electores hay, ya que cada uno de ellos, puede tener una o más razones diferentes para haber dejado de votar por la "coalición de fin de siglo". Sin embargo, algo que nadie puede dejar de ver, es que la gente fue quien dejo a la Concertación y no al revés. Nosotros, los electores, fuimos quienes dejamos de votar por ellos, nosotros fuimos quienes nos aburrimos de ciertas prácticas que ellos tenían como habituales, que a muchos ya no nos gustaban, y que todavía se mantienen. Nosotros, a ese matrimonio le dimos muchas oportunidades, le creímos muchas veces, sin embargo, cuando apareció una candidatura que nos representó, dimos por finalizada dicha relación. Lo repito, nosotros dejamos a la Concertación, y no al revés. Lo anterior lo recalco, porque muchas veces escucho en el discurso del PRO, demasiadas críticas a la "Concerta", quizás muchas más de las que nos gustaría escuchar, ya que siento que a veces estamos más preocupados de lo que hacen ellos, en vez de lo que hacemos nosotros.
Parece que se nos olvidó que NOSOTROS fuimos quienes dejamos a la Concertación, nosotros decidimos dar por terminada esa relación, sin embargo, pasamos tanto tiempo pensando en ellos, que a veces siento que casi pareciera que estamos arrepentidos. Nos estamos comportando como si ellos nos hubieran dejado, estamos como dolidos, como despechados, con rabia por lo que nos hicieron, y pidiéndoles que hagan lo que nosotros esperamos, como si una vez hecho eso, fuéramos a volver a estar juntos. 
Sabemos por qué queremos una nueva manera de hacer política, lo sabemos internamente desde antes que cualquier encuesta o estudio, lo sabemos porque lo sentimos, lo supimos primero que nadie, y después de eso, alguien se dio cuenta, el divorcio nació de nosotros.
Cuando uno termina una relación en paz, deja que la otra parte tome su camino, sin rencores, sin rabias, sin exigencias, deseándoles lo mejor, y esperando que no se vuelvan a comportar de esa manera. Sin embargo no es tarea de nosotros, como ex, hacerles saber esas cosas, ya que es necesario un tiempo para darse cuenta de las cosas que hicieron mal, sin presiones, ya que sino, solo se vuelven a cometer los mismo errores. 
Cuando una relación se acaba como pasó entre los electores y la "Concertación", los primeros no quieren seguir hablando de ella, ya que es etapa superada, y en la mayoría de los casos, las segundas partes nunca funcionan.