Eran un grupo de niños. Más bien eran un grupo de niños que también eran amigos. Y amigos como los niños entienden la amistad. Leales, compañeros, fieles y por sobre todo iguales, porque cuando estaban en la calle así lo sentían, aun cuando en sus respectivas casas los padres de cada uno se encargaban de marcar las diferencias que ellos jamás vieron, pero que luego de años llegaron a entender, y por desgracia, a repetir.
Este grupo de amigos lo componían el Cabeza de Rastrillo, el Guatón Mauricio, otro que quería llamarse Masai y que por respeto a ése deseo así lo llamaré en este relato, y él, que a veces soy yo y aveces no, pero que siempre lo he sido. También se unía su hermano mayor, pero en muy pocas ocasiones. Además estaba Youseff que al parecer no participaba tanto porque no lo recuerda como un elemento relevante dentro de la cofradía.
Todos eran hijos de padres de clase media. Vivían en casas pareadas que estaban muy de moda en la década de los ochenta. La excepción era la casa del Guatón, que era enorme y debió ser herencia de algún familiar, quien les dejó ese regalo que casi no tenían como mantener, y que a veces se convertía en un dolor de cabeza.
Se juntaban en una mal llamada plaza que no tenía árboles ni bancas ni mucho menos pasto, era simplemente un pedazo de tierra y polvo, que parecía estar perdida entre estas casas nuevas de barrio nuevo pero con historias viejas. Ahí no jugábamos fútbol, jugábamos a la pelota y era de plástico. Valía 10 pesos de la época, la comprábamos con una moneda de las nuevas, de esas en las que salía una mujer con alas rompiendo unas cadenas que llevaba en sus manos y que junto a una fecha llevaba escrita la palabra libertad. Vaya manera de entender la libertad por esos monstruos!!!. Ahora con el paso del tiempo, comprendí que los adultos pueden ver dos cosas totalmente distintas frente e un mismo hecho. Volviendo a la pelota plástica, recuerdo que no duraban mucho, por lo que teníamos que comprar varias a la semana y cada vez que se rompían, sorteábamos quién sería el que caminaría las tres cuadras para ir a conseguir una nueva. Nos gustaba jugar, pero no caminar hasta la calle El Greco, quizás porque estábamos cansados después de tanto correr y respirar tierra de la plaza que hacía de cancha multipropósito ya que también elevábamos volantines en ella. Además sabíamos que cuando el elegido por nosotros volviera con la pelota, ya no estaríamos todos esperando, porque algunos se habrían ido a casa llamados por sus madres. No era su caso, porque la madre de él trabajaba hasta tarde todos los días, y esas faenas nunca le impidieron quedarse hasta el final de todas las pichangas.
La cancha era multipropósito, ya lo dije, pero la pelota también lo era. Cuando se rompía, generalmente se despegaba justo en la mitad, por lo que después de su vida útil como balón profesional de fútbol especialmente hecho para ese tipo de canchas, se transformaba en un por todos apreciado casco. Sí, cada mitad se convertía en un casco que usábamos de manera orgullosa, y que nos servía de entretención hasta la llegada de la nueva joya plástica. Es increíble lo que un grupo de niños podía hacer con tan solo diez pesos de esa época. Esa capacidad con el paso del tiempo se va perdiendo, porque vamos perdiendo al niño que llevábamos dentro o quizás simplemente nos olvidamos de él.
En fin, también habían algunos que no eran parte del grupo pero que sí formaban parte del barrio. Estaba al que llamábamos Canario, y no era precisamente porque cantara lindo o fuera de color amarillo o tuviera alas, lo llamábamos así porque era flaco, tan flaco como lo pueden ser solamente las patas de aquel avecilla que había visto en la jaula de la casa de sus abuelos, es decir, de mis abuelos. También estaba el Cocoliso. No sé porque le decíamos así, pero sé que lo hacíamos burlándonos de él. No era un apodo para enorgullecerse, por lo que a él no le gustaba y lo entiendo ya que a mi tampoco me habría gustado. Ellos eran parte del barrio pero no de nosotros, y nosotros no eramos parte de ellos pero si de su barrio. Alguno de aquéllos debe tener un recuerdos parecidos a estos, pero de su propia agrupación.
Masai era algo así como el líder, y lo era simplemente por su edad. Era el mayor de todos y a veces el más inteligente, aunque ahora dudo de sus capacidades pues más bien creo que simplemente lo admirábamos porque era el más grande, y le queríamos creer todo lo que dijera. Un grupo de niños siempre necesita un líder, y no tienen problemas en poner a uno de los suyos ahí porque entienden que sin aquél, el grupo no existiría como tal. Eramos niños, pero sabíamos que el mundo tenía una lógica que debíamos respetar y sin saberlo la cumplíamos, y la seguimos cumpliendo a pesar de creer que no lo hacemos. Eso es peor aún.
Éramos amigos mientras fuimos niños, porque sólo los niños pueden ser realmente amigos. Quizás se acuerden de él como él y yo nos acordamos de ellos!!!
Ojalá que así sea, porque son todavía importantes.
notable es muy profundo lo qué escribes llegas a esos tiempos de los cuales ya tenemos mas de 30 y recordamos que realmente nos llamaban a una hora de jugar eran otros tiempos me parece mas que un cuento una reflexión que bastantes personas deberian de leer y aprender de ella.es mas creo qué cuando eres pequeño realmente tienes un tipo de amistad que es mucho mas fuerte que la que puedes tener ahora será que nosotros cambiamos?? nuestro entorno?¿? la gente priorisa otra cosas en una persona deja aun mas para seguir pensando saludos. creo qué me quedaré pensando suele sucederme algo parecido con las amistades saludos y besos amigo!!sigue escribiendo que está ,muy bueno
ResponderEliminaresta chori tu historia pero no cache cuando masai es masai y cuando masai eres tu.
ResponderEliminarA veces recuerdo tambien a mis amig@s de la infancia y no logro recordar sus nombres. Me acuerdo de una niña en particular, no recuerdo su nombre pero no me gustaba sentarme cerca de ella porque según yo, tenía olor a fideos. jajajaj.
saludos
Rocío
Te felicito Gonzalo!
ResponderEliminarhas demostrado que no todo el la TV es puro show y sigues firme a tu forma de ser y pensar pero creciendo como hombre desde que salistes al chaqueteo de la TV chilena..te sigo ya que eres Consecuente y eso en este pais...se encuentra poco..un 10! =)