Cuando me quedo sentado en uno de los sofás del living puedo observar muchas cosas, y oír otras que son tanto o más interesantes que las que logro ver a simple vista, porque me permiten imaginar lo que yo quiera interpretando los sonidos, ruidos y voces que entran por el ventanal.
Veo árboles, palmeras, casas, edificios y también la cordillera. De los cuatro primeros elementos también se desprenden miles de ruidos y sonidos que a veces son mágicos y a veces son trágicos. Desde los árboles y las palmeras nacen ruidos inherentes a su naturaleza, es decir, se escuchan cuando se mueven con el viento e incluso crujen si es muy fuerte, y aun cuando se quejan retorciéndose sobre si mismos, siempre vuelven a su forma original sin mayor daño que el cansancio por haber bailado al son de brisas de distinta intensidad, y por lo mismo de distinto ritmo, y el haber perdido un par de hojas que le dan oportunidad a otras tantas para usar su lugar, y salir más verdes y con más ganas que aquellas que no fueron capaces de soportar dicho ritual de cada día. Siempre he querido saber qué siente un pájaro que está en su nido cuando llega una tormenta, se marea, se asusta, se moja, o simplemente disfruta sabiendo que no hay donde esconderse cuando sopla y resopla el viento de manera inclaudicable? Me imagino que nunca lo sabré!!!
Desde las casas y edificios llegan voces, gritos, risas, llantos, canciones en vivo y de las otras, taladros, martillazos y también silencio, sobre todo de noche llega silencio. Y sí, el silencio se escucha, y mientras más silencio hay, más fuerte se escucha y a veces es tanto que el silencio grita en nuestros oídos y no tenemos como silenciarlo, pues claro, es imposible silenciar al silencio que por definición es silencioso, aun cuando a veces sea tremendamente ruidoso y hasta molesto. A mi no me gusta el silencio, y es obvio, si estamos hechos para no dejar de escuchar. No podemos cerrar los oídos como cerramos los ojos para no ver, ni como cerramos la boca para no saborear, ni como retenemos la respiración para no olfatear. Cuando no queremos escuchar algo no basta con taparnos las orejas, no alcanza con eso y es más, a veces debemos meter más ruido para así evitar oír lo que no queremos, es paradójico pero cierto, solo el ruido evita que escuchemos.
La cordillera es lo único que solo puedo ver desde mi ventana y no oír, pero debo aceptar que con eso basta pues con el simple hecho de verla uno es capaz imaginar y sentir cientos de cosas. Todos hemos estado en ella y hemos sentido el frío de sus vientos y el calor que la recorre en pleno verano. La hemos visto maquillada de blanco con esas nieves que la hacen verse más linda aún y que después de unos meses, pasado el invierno, se le empieza a derretir como a una mujer se le corre el maquillaje durante una noche. Las dos son bellas, con nieve o sin nieve, con maquillaje o sin él, son bellas por igual, aun cuando una sola estará siempre acompañándonos, la otra no lo podemos asegurar.
De fondo se escucha un orfeón que todavía y después de años de vivir donde vivo no he logrado identificar donde está, pero me imagino que son Carabineros o militares. Prefiero pensar que soy solo yo quien los escucha y así fantaseo que mi ventanal me regala esa exclusiva. Además lo que siento al escucharlos es lo que siente un niño al hacerlo, o por lo menos lo que yo sentía cuando era niño y los veía y escuchaba.
Pasan volando loros, zorzales, gorriones, palomas y otros pájaros que no me sé sus nombres, pero los veo tan decididos en sus vuelos, rápidos y seguros que hasta siento un grado de envidia. Saben perfectamente dónde van, no dudan en su camino y nada los detiene en llegar a su objetivo. También disfrutan flotar en el aire, pues se van moviendo y se cruzan entre ellos en pleno vuelo, casi tocándose con otros de su misma especie, pero jamás haciéndolo. Son verdaderos ingenieros aeronáuticos en plena acción y me asombra. Lo que lamento es que siempre pasan pero nunca se quedan. Quizás ponga un árbol en mi balcón para ver si alguno de ellos entre pirueta y pirueta lo ve y me visita. Me gustaría tener como amigo a un pájaro, pero debo admitir que no sabría qué conversar con él. Cuando llegue me preocuparé de eso porque primero debo lograr que alguno se interese en aterrizar en mi pequeña terraza. Lo conseguiré, de eso estoy seguro.
Leyendo tu articulo me di cuenta de que en el fondo, todos pensamos en aquello alguna vez ."El silencio tiene su lenguaje:sabe hacerse entender". El sentido real de tu bitacora, es mucho más profundo de lo que parece a simple vista. Slds
ResponderEliminaresos momentos desde la ventana, son mágicos, siempre diferentes, me regalo cada día un rato de ventana... buen día°°°°
ResponderEliminarMira esto
ResponderEliminarEl lenguaje de los pajaros. Juan Luis Martinez.
Es muy bonito
http://www.letras.s5.com/martine12.htm
Saludos!
me gusto mucho tu publicacion, de verdad para pensar, es increible que desde una ventana pueden salir tantas ideas y por medio de la soledad tratar de reflejarse en un pajaro, por su libertad o solo por el oir pasar del viento....
ResponderEliminarSaludos.
Buenisimo, sobre todo las reflexiones sobre el sonido y la prosa tiene excelente ritmo.
ResponderEliminarSabes, siempre que te vi en TV, tu forma de expresarte reflejaba cierta elocuencia de meditador,
una vez lo dije, y dijeron que estaba "cagao", pero cuando una persona es reflexiva, uno lo nota, siempre. Saludos Gonzalo. Muy bueno el Blog.
mmmm..bastante descriptivo, al leer imaginé estar leyendo Crimen y Castigo. Me agradan tus descripciones, pero creo que falta adentrarte más en lo que escribes.
ResponderEliminarCariños.
Que lindo :) un abraso gonzalo.. mucho éxito en tu camino!!
ResponderEliminarNo se qué decir realmente,me llevaste a tener emociones y sentimientos con este cuento o historiauff ésta vez calaste hondo creo que es una mezcla de felicidad por leer algo entretenido en el cual te vas metiendo cada vez más y van involucrandose mas sentimientos un poco de meláncolia muchas veces inexplicable.
ResponderEliminarLo de la cordillera es algo que pesa mucho siempre está ahí y por más que la miro me hace pensar mil cosas y tal vez no llego a descidir nada pero está ahí siempre mostrandose en cada dia del año,es muy cierto lo de los ruidos creo que muchas veces hacemos ruido pero no tanto como a veces el que no queremos escuchar,el silencio tiene su lenguaje es como la soledad no la vez no la escuchas pero hace ruido,es una ingrata a la q se le va agarrando el gusto, con un alto riesgo de parar completamente enamorado(a) de ella....
Es un hotel que no es de nadien es una cama que no es mia,es despertarme a diferentes horas y desvelarme hasta a las 3am y no saber donde esta el baño..
Esla gota de agua en la llave del baño que dejaste prendida y que no quieres apagar por no sentirte sola(o) es como un suplicio ingenioso de la naturaleza que hace que nos encontremos con nosotros mismos para poder valorar a los demas....
La soledad es un montón de sonidos que no escucha nadie pero que hacen bastante ruido...es un beso que se desperdicia en la almohada,es ver la sombra y la silueta de aguien que ya no està...
a veces el silencio y la soledad pasan a ser una misma senzación una malvada e insoportable y maravillosa que muchas veces te gusta y no sabes bien porqué,A veces es entender por fin que no hay mejor compañia que el silencio y la soledad,es un velorio de un dia que se fue,es dejar de estar haciendo nada,prepararte,vestirte,abrir la puerta,salir para siguir haciendo lo mismo....
Muchas veces es la compañera del miedo,la de los futuros insiertos,la del camino,de una búsqueda....qué espero yo alguna vez encontrar...saludos amigo cuidate y sigue por ésta linea creo que por ahí vá.
olvidé algo muy importante a veces es bueno recordar o digamoslo tal cual "mirar hacia atrás" pero a veces toda esta mezcla de situaciones que pudieron suceder o que te llevan a sentir una mezcla de sentimientos que no entiendes el porqué?es mucho mejor escupir todo sin mirar hacia atras!!
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