sábado, 1 de enero de 2011

El PRO y la Concertación.

El año pasado hubo un divorcio, un divorcio entre muchos electores y la Concertación. Aun cuando esa relación ya venía rota de antes, la candidatura de Marco Enríquez-Ominami hizo que quedara demostrado, a través de la manifestación más sublime que se da entre los electores y una coalición política, que es una votación, que ese matrimonio se había roto.
Dicho matrimonio se rompió por muchas razones, las cuales son tantas como electores hay, ya que cada uno de ellos, puede tener una o más razones diferentes para haber dejado de votar por la "coalición de fin de siglo". Sin embargo, algo que nadie puede dejar de ver, es que la gente fue quien dejo a la Concertación y no al revés. Nosotros, los electores, fuimos quienes dejamos de votar por ellos, nosotros fuimos quienes nos aburrimos de ciertas prácticas que ellos tenían como habituales, que a muchos ya no nos gustaban, y que todavía se mantienen. Nosotros, a ese matrimonio le dimos muchas oportunidades, le creímos muchas veces, sin embargo, cuando apareció una candidatura que nos representó, dimos por finalizada dicha relación. Lo repito, nosotros dejamos a la Concertación, y no al revés. Lo anterior lo recalco, porque muchas veces escucho en el discurso del PRO, demasiadas críticas a la "Concerta", quizás muchas más de las que nos gustaría escuchar, ya que siento que a veces estamos más preocupados de lo que hacen ellos, en vez de lo que hacemos nosotros.
Parece que se nos olvidó que NOSOTROS fuimos quienes dejamos a la Concertación, nosotros decidimos dar por terminada esa relación, sin embargo, pasamos tanto tiempo pensando en ellos, que a veces siento que casi pareciera que estamos arrepentidos. Nos estamos comportando como si ellos nos hubieran dejado, estamos como dolidos, como despechados, con rabia por lo que nos hicieron, y pidiéndoles que hagan lo que nosotros esperamos, como si una vez hecho eso, fuéramos a volver a estar juntos. 
Sabemos por qué queremos una nueva manera de hacer política, lo sabemos internamente desde antes que cualquier encuesta o estudio, lo sabemos porque lo sentimos, lo supimos primero que nadie, y después de eso, alguien se dio cuenta, el divorcio nació de nosotros.
Cuando uno termina una relación en paz, deja que la otra parte tome su camino, sin rencores, sin rabias, sin exigencias, deseándoles lo mejor, y esperando que no se vuelvan a comportar de esa manera. Sin embargo no es tarea de nosotros, como ex, hacerles saber esas cosas, ya que es necesario un tiempo para darse cuenta de las cosas que hicieron mal, sin presiones, ya que sino, solo se vuelven a cometer los mismo errores. 
Cuando una relación se acaba como pasó entre los electores y la "Concertación", los primeros no quieren seguir hablando de ella, ya que es etapa superada, y en la mayoría de los casos, las segundas partes nunca funcionan.

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